La mayoría de los asesinos seriales tienen antecedentes disfuncionales. Frecuentemente se sabe que fueron abusados de niños ya sea física, sexual o psicológicamente, toda vez que existe una correlación entre los abusos de su infancia y los crímenes que cometen.
El elemento de fantasía en el desarrollo de los asesinos en serie es extremadamente importante. A menudo fantasean acerca de asesinar durante y aún después de la adolescencia. Sueñan despiertos de manera compulsiva sobre dominación, sometimiento y asesinato, usualmente con elementos muy específicos de sus fantasías que después aparecen en sus crímenes reales. Otros disfrutan leyendo historias de sadismo, llenos de violación, tortura y homicidio. En algunos casos, estos rasgos no están presentes.
La policía y los investigadores han tratado de "entrar" en la mente del asesino. Así se han derivado una serie de causales para esta conducta. Entre ellas las siguientes:
Abuso infantil
Causas genéticas
Desequilibrio químico mental
Daño cerebral
Padecimiento de injusticia social
Exposición a eventos traumáticos
Lo dramático es saber que gran parte de la población reúne una o varias de estas características, pero no se vuelven asesinos seriales. Tras mucho estudiar se tiene una conclusión parcial y esta consiste en aceptar que un asesino carece de una especie de "chapa de seguridad" moral que le impide detener sus impulsos violentos. Jeffrey Dahmer declaró que sentía como si hubiera nacido incompleto, que algo le faltaba a su mente. Otro famoso asesino Dennis Nilsen, nunca comprendió la magnitud de lo que hacía. No entendía que hizo mal al asesinar tantos hombres.
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