Carl Panzram
Altos niveles de testosterona no resultan peligrosos, en tanto no se combine esa condición con un bajo nivel de serotonina porque las consecuencias pueden ser peligrosas. La testosterona se asocia a la necesidad de dominar (muchos atletas y hombres de negocio la poseen en alto nivel). Sin embargo no todos pueden ser "el rey de la colina" dado que existen muchos mecanismos "freno", entre ellos la hormona serotonina que mantiene estables los picos de tensión emocional.
Niveles anormalmente bajos de esta sustancia provocan que la frustración lleve a la gente hacia conductas agresivas y a periodos de sadismo. La detección de desajustes químicos implica que se requiere tratamiento médico.
Metales como el manganeso, hierro, cadmio y cobre han sido encontrados en altos niveles dentro del sistema de varios criminales violentos. El exceso de manganeso disminuye los niveles de serotonina y dopamina en el cerebro, situación que representa el preludio de la violencia. El alcohol acentúa la contaminación por metales en sangre.
Defectos cerebrales
De acuerdo a varios investigadores, defectos en el cerebro o lesiones graves en el mismo son un factor presente en los casos de conducta violenta y/o psicópata. Lesiones en el hipotálamo, el lóbulo temporal o en la región límbica provocan desajustes en la conducta y/o en la personalidad.
El hipotálamo regula el sistema hormonal y las emociones. El llamado "cerebro superior" tiene poco control sobre esta región. Y existe una gran cercanía física entre las regiones que controlan la sexualidad y la agresividad dentro del mismo hipotálamo. Esta región cerebral puede lesionarse a través de un accidente o por desnutrición.
El lóbulo temporal es más susceptible al daño físico debido a que la parte del cráneo que lo protege es muy delgada. Las lesiones por golpe seco o trauma provocan en el afectado reacciones emocionales violentas. Generalmente las lesiones del lóbulo derivan en problemas de epilepsia.
El investigador Pavlos Hatzitaskos demostró que una gran porción de los condenados a muerte, tuvo severas lesiones cerebrales y que 70% de los pacientes que sufrieron algún daño cerebral, desarrollarán alguna conducta violenta. La mayoría de los asesinos seriales sufrieron lesiones en la cabeza durante las golpizas de que fueron objeto, golpes completamente accidentales, etc. Entre ellos tenemos a Leonard Lake, David Berkowitz, Kenneth Bianchi, John Wayne Gacy y a Carl Panzram.
Los asesinos seriales requieren de estímulos particularmente fuertes para experimentar excitación nerviosa. Por ejemplo: un repentino y fuerte sonido no les asusta, contrariamente a lo esperado. Su ritmo cardiaco y la temperatura de la piel son sensiblemente más bajos que el promedio. El sistema nervioso autónomo de la gente más violenta es intensamente pasmoso.
Se puede decir que aunque los factores vistos influyen decisivamente en la aparición de conductas criminales, no bastan aún para predecir por completo el asunto. Existen innumerables lesiones cerebrales que no conducen necesariamente a conductas violentas. Lo que se sabe es que de ningún patrón en particular emerge un asesino serial. Tal vez sea la combinación de una predisposición química con factores ambientales. En unos años mas es posible que conozcamos la respuesta.
martes, 5 de diciembre de 2006
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